En nuestro centro de Pilates en Santander, una pregunta común de nuestros alumnos es: “¿Por qué me duele más la espalda cuando estoy enfermo?”. Durante las batallas ocultas que se libran en nuestros cuerpos, cuando nos enfrentamos a enfermedades como la gripe, un resfriado o COVID-19, uno de los síntomas más comunes que experimentamos es el dolor de espalda. Este fenómeno, que puede parecer desconcertante en un primer momento, en realidad tiene su origen en la compleja interacción entre nuestro sistema inmunológico y nuestro sistema nervioso central, lo que se conoce como “sinapsis neuroinmune”.
En nuestro siguiente artículo, exploraremos cómo el sistema inmune y el sistema nervioso interactúan para producir el dolor de espalda durante la enfermedad, por qué sucede esto y qué podemos hacer para aliviarlo. Al comprender mejor estas conexiones, podemos desarrollar nuevas formas de enfrentar este dolor frecuente y a veces perturbador, con el objetivo de mejorar nuestra salud y bienestar.
La conexión entre la inmunidad y el dolor
Cuando enfermamos, nuestro sistema inmunitario se activa para luchar contra el invasor patógeno, ya sea un virus o una bacteria. Como parte de su respuesta, libera una serie de moléculas, como las citocinas, que se comunican con nuestro cerebro y otros órganos para coordinar la defensa del cuerpo. Durante este proceso, nuestras experiencias sensoriales y emocionales también pueden cambiar. De hecho, este dolor de espalda es más que una mera incomodidad: es un signo de la actividad vigorosa de nuestro sistema inmune y de su comunicación constante con nuestro sistema nervioso.
La comunicación entre estos dos sistemas es una maravilla de la biología y una parte esencial de nuestra capacidad para mantenernos saludables. Pero la sinapsis neuroinmune también tiene un lado oscuro. En ciertos casos, puede contribuir a síntomas molestos y a veces debilitantes, como el dolor de espalda que muchas personas experimentan durante la enfermedad. Aunque este dolor puede ser una señal de que nuestro cuerpo está luchando eficazmente contra una enfermedad, también puede ser una fuente considerable de malestar y sufrimiento.
El sistema inmune de nuestro cuerpo se moviliza rápidamente para luchar contra patógenos invasores. Uno de sus actores principales son las citocinas, proteínas de señalización que coordinan la respuesta inmunitaria. Pero su papel no se limita a este: también se comunican con nuestro sistema nervioso central, provocando modificaciones en nuestro comportamiento y fisiología para adaptarse mejor a la situación de enfermedad.
Estas modificaciones pueden incluir aumentar la temperatura corporal, disminuir el apetito, aumentar el sueño y, crucialmente, aumentar la sensibilidad al dolor. Es decir, las citocinas pueden intensificar nuestra percepción del dolor, un mecanismo relevante para entender el dolor de espalda que experimentamos cuando estamos enfermos. Las citocinas pueden interactuar con las neuronas de la médula espinal que transmiten señales de dolor, aumentando su sensibilidad.
Este aumento en la sensibilidad al dolor es una estrategia evolutiva que nos incentiva a descansar y recuperarnos, facilitando la lucha de nuestro cuerpo contra la infección. Sin embargo, este mismo mecanismo puede causar sufrimiento innecesario cuando el dolor se vuelve demasiado intenso o persiste más allá de su utilidad, como en el caso del dolor de espalda durante la enfermedad.
¿Por qué duele la espalda cuando estamos enfermos?
La espalda baja, o región lumbar, es una zona con alta densidad de terminaciones nerviosas y una estrecha relación con la médula espinal. Durante una enfermedad, nuestro cuerpo se tensa y las fibras musculares se contraen, ejerciendo presión adicional en esta región que ya soporta una gran cantidad de tensión física.
La liberación de citocinas en este contexto, puede intensificar aún más la sensación de dolor. Estas pueden aumentar la sensibilidad de las neuronas de la médula espinal que transmiten señales de dolor a la espalda baja y, además, pueden inducir inflamación en la misma zona, lo cual intensifica aún más el dolor.
Además, las citocinas pueden alterar la forma en que el cerebro procesa las señales de dolor, lo que hace que estas se sientan más intensas. Este dolor es un reflejo de la conversación en curso entre nuestro sistema inmune y nuestro cerebro, una interacción que nos ayuda a lidiar con la enfermedad, pero que también puede causar malestar. Sin embargo, es importante recordar que si el dolor de espalda es muy intenso, dura mucho tiempo o está asociado a otros síntomas preocupantes, se debe buscar atención médica.
Cuando el dolor se vuelve serio: ¿Cuándo preocuparse y qué hacer?
El dolor de espalda durante una enfermedad puede variar en intensidad y duración, desde una molestia leve y pasajera hasta una sensación aguda y persistente. Sin embargo, hay ciertas señales que deberían motivarnos a buscar atención médica.
En primer lugar, si el dolor es severo y te impide realizar tus actividades diarias normales, es esencial que consultes a un médico. Igualmente, si el dolor persiste más de lo que dura tu enfermedad, o si se acompaña de otros síntomas como fiebre alta, pérdida de peso inexplicada, debilidad o entumecimiento en las piernas, cambios en los hábitos intestinales o de la vejiga, o si el dolor es peor por la noche o cuando estás en reposo.
Además de buscar el tratamiento adecuado para la infección subyacente que pueda estar causando tu dolor de espalda, existen varias formas de gestionar y aliviar el dolor asociado. Entre ellas se incluyen técnicas de relajación, cambios en la dieta, medicamentos para el dolor y ejercicio físico de bajo impacto, como el Pilates.
El dolor de espalda durante una enfermedad puede ser preocupante, especialmente si es severo, persiste durante un largo periodo de tiempo, o se acompaña de otros síntomas graves. En estos casos, es importante buscar atención médica. Además de tratar la infección subyacente, existen formas de gestionar y reducir el dolor asociado. En Alameda Studio Pilates, te ayudamos a entender y manejar estos síntomas con nuestros programas personalizados.
Pilates, tu aliado para el manejo del dolor
Entendemos que cuando no te encuentras bien, la idea de hacer ejercicio o incluso de desplazarte hasta nuestro centro puede no ser muy apetecible. Por eso, en nuestro centro de Pilates en Santander, además de nuestras clases de Pilates, podemos enseñarte pautas sencillas para realizar en casa. Estos ejercicios caseros pueden aliviar el dolor de espalda y no requieren que te desplaces encontrándote mal. También ponemos a tu disposición nuestro canal de Youtube con ejercicios sencillos y clases completas que pueden servir de ayuda.
Nuestras clases están diseñadas para mejorar la postura, aliviar la presión en la parte baja de la espalda y promover la flexibilidad y el equilibrio muscular. La respiración consciente es un elemento clave en nuestra metodología de Pilates, no solo para mejorar el rendimiento en el ejercicio, sino también para promover la relajación y disminuir la tensión muscular.
Más allá del Pilates, hay otras estrategias que pueden ser beneficiosas para manejar el dolor de espalda durante una enfermedad. Mantener un microbioma diverso y saludable, conseguir un sueño de calidad, mantenerse hidratado y minimizar la inflamación a través de una alimentación saludable, son importantes para aliviar el dolor.
La meditación, al igual que la respiración consciente, también puede reducir la ansiedad y el estrés, que a menudo agravan el dolor. Estas prácticas pueden impulsar cambios a nivel celular y molecular que reducen la inflamación y promueven la salud general del cuerpo.
Conclusión
Experimentar dolor de espalda durante una enfermedad puede ser un obstáculo en nuestro día a día. Sin embargo, gracias a los avances en nuestra comprensión de cómo interactúan el sistema inmunológico y el sistema nervioso, podemos adoptar diversas estrategias para manejar de manera efectiva este tipo de dolencia.
En Alameda Studio, te ofrecemos herramientas poderosas para ayudarte a mejorar tu bienestar. Desde la práctica de Pilates, que fortalece tu “core” y mejora la postura, hasta técnicas de respiración consciente que favorecen la relajación y disminuyen la tensión muscular.
Pero no olvides, si el dolor de espalda se torna severo, persistente o se acompaña de otros síntomas preocupantes, es esencial que busques atención médica. El autocuidado y la autogestión del dolor complementan, pero no reemplazan, el cuidado médico profesional.
En futuros artículos, nos adentraremos más en temas como la meditación y su papel en la gestión del estrés y del dolor, la importancia de un microbioma saludable y diverso para nuestra salud general y el manejo del dolor, así como el impacto de la inflamación sistémica en la salud y cómo mitigarla. Todo ello siempre desde la perspectiva científica y avalado con estudios.
¿Deseas experimentar de primera mano los beneficios del Pilates? No dudes en contactar con nosotros para empezar tu camino hacia un bienestar más completo.